Muruhuay el Señor de la viruela
Una festividad religiosa que tuvo a sus primeros devotos en una comunidad de enfermos de la viruela.
Una festividad religiosa que tuvo a sus primeros devotos en una comunidad de enfermos de la viruela.
Esta festividad religiosa es propia del distrito de Acobamba, ubicada en la provincia de Tarma en la región Junín y fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación. Es una festividad peculiar, pues combinas rituales católicos con costumbres ancestrales andinas.
La tradición oral contiene una serie de versiones sobre el origen de la imagen. La historia se inicia en la segunda mitad del siglo XVIII, durante los últimos años del virreinato.
La casa de la viruela
Una versión cuenta que una epidemia de viruela asoló la región, ocasionando una gran mortandad y obligando a la población a migrar de Acobamba. Ante la imposibilidad de combatir la peste se optó por aislar y concentrar a los enfermos en las faldas del cerro Shalacoto y en la quebrada Tranca para evitar así la propagación de la enfermedad.
Es en estas circunstancias que aparece a los pies de Shalacoto un manantial cuyas aguas curaban milagrosamente a los enfermos, quienes, debido a la necesidad que tenían de construir sus casas, retiraban las rocas que estaban junto al manantial, dejando al descubierto una imagen dibujada sobre las rocas del cerro.
Algunas versiones sostienen que esta era la imagen de un Cristo crucificado de cuyas heridas manaba agua y sangre, otras afirman que se trataba de una cruz roja sobre la cual se pintó posteriormente la imagen de Cristo.
Desde entonces, la imagen fue objeto de veneración y su fama empezó a difundirse por toda la región. Precisamente, el nombre de Muruhuay derivó de esta circunstancia al estar compuesto por dos vocablos del quechua de Tarma: “muru” que quiere decir “viruela” y “huay” que significa “casa”, es decir: “casa de la viruela”, en referencia a esta dramática experiencia.
En todas las historias que se cuentan sobre el origen de esta imagen, existe la figura del sacerdote católico que se niega a creer en la aparición e intenta ocultar el hecho haciendo desaparecer la imagen, pero ante la evidencia de los milagros de los que hablan los testimonios de los habitantes, termina por reconocer su error ante la fe de una legión de creyentes.
Este es, pues, el origen de este popular culto, cuya posterior institucionalización estableció su fecha de celebración el 3 de mayo, fecha en que se celebra a la Cruz en el calendario católico.
Precedente prehispánico
La aparición milagrosa del Señor de Muruhuay tiene un antecedente prehispánico, pues cerca al sitio de la imagen se ubica el centro ceremonial de Pata Pata, el cual perteneció a los predios del antiguo poblado de Shalacoto, parte de la etnia prehispánica Tarama o Taruma. Shalacoto era el antiguo sitio de ocupación de la población local, la que sería reubicada en el siglo XVI, en el proceso de reducción de indígenas, en la antigua villa de Acobamba.
Gracias a la aparición del Señor de Muruhuay, este espacio recuperó su condición sagrada, aunque ahora como parte del culto cristiano.