La perricholi
Micaela Villegas, comediante, actriz y uno de los personajes más cautivantes de la época.
Micaela Villegas, comediante, actriz y uno de los personajes más cautivantes de la época.
Cuando se habla de la Lima del siglo XVIII, es imposible dejar de mencionar el nombre de Micaela Villegas, comediante, actriz y uno de los personajes más cautivantes de la época.
Micaela Villegas nació en Huánuco en 1739. Fue hija de padres con poca fortuna por lo que recibió una educación bastante pobre. Muy pequeña, a los cinco años de edad, llegó a Lima y cuando cumplió los veinte se unió a un grupo de actores y comediantes. Sobre el escenario, Micaela dejó muy en claro que su pasión era la actuación.
No era una mujer de exuberante belleza, sin embargo, sabía vestir bien y gracia y coquetería poseía de sobra. Cuenta la historia que, en una de sus presentaciones en el teatro, Micaela encandiló al mismísimo virrey Manuel de Amat y éste la convirtió en su amante.
Debido a los desplantes de la actriz que le causaban al virrey profundas penas de amor y celos, este le puso el sobrenombre de “perra chola” y de manera cariñosa solía llamarle “Perricholi”. Por aquel entonces, Amat contaba con sesenta años y Micaela con veinticinco, pero este hecho no generó incomodidad en el gobernante quien disfrutaba de pasear con ella en calesa y asistir a las corridas de toros.
Cuando el gobierno del virrey Amat terminó en 1776, el gobernante regresó a España y allí contrajo matrimonio con una sobrina suya. Micaela decidió dejar el teatro y llevar una vida tranquila de retiro. Con ese propósito, ingresó al Monasterio del Carmen. En donde murió en 1812.
La casa de Barrios Altos
Durante el gobierno de su amante, Micaela vivió en una quinta de los Barrios Altos, el cual figuraba a nombre de uno de los mayordomos del virrey Amat; la quinta aún se mantiene en pie, aunque en estado calamitoso. En su interior aún se conservan los restos del pequeño teatrín que ella usara y se puede apreciar la decoración de las paredes con restos de pintura mural.
Esta quinta es conocida actualmente como Quinta del Prado por su cercana posición al Convento del Prado.
Recuerdos de una quinta
Micaela aprovechó muy bien los favores del virrey y bajo su protección se construyó una hermosa mansión al final del Paseo de la Aguas. Esta residencia ya no existe y en su lugar se levanta el local de la cervecería Bakus y Johnston.