La estela de Raimondi

Legado imperecedero de la cultura Chavín

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En noviembre de 2010, el Banco Central de Reserva del Perú, emitió públicamente la tercera moneda de la colección “Riqueza y Orgullo del Perú”, teniendo como motivo principal a la estela de Raimondi, una joya más dentro del vasto legado de los antiguos peruanos.

La estela

La estela de Raimondi es un monolito elaborado por la cultura Chavín, una antigua civilización que floreció entre los años 1500 a.C. y 300 a.C. en el departamento de Ancash. Se cree que tuvo un significado religioso para los habitantes de la región.

La cultura Chavín heredó su nombre del sitio arqueológico de Chavín de Huántar, ubicado en Huari, provincia del departamento de Ancash en Perú. Los templos y demás objetos hallados en el lugar revelan que este sitio sirvió como centro de ceremonias religiosas y sagradas. Uno de esos objetos encontrados fue la estela de Raimondi.

El monolito lleva este nombre en reconocimiento a su descubridor, el italiano Antonio Raimondi, naturalista y geógrafo que llegó al Perú en 1850, convirtiéndose en uno de los más grandes impulsores de las ciencias naturales en el país.

Características

La figura que aparece en la superficie del monolito representa al Dios de los Báculos, una entidad que también fue hallada en restos arqueológicos de Colombia y Bolivia, sin embargo, en esta pieza en particular, el grado de elaboración es considerablemente superior.

El Dios de los Báculos es un ser antropomorfo de rasgos felinos. Presenta unos brazos extendidos que terminan en unas garras, las cuales sostienen a los báculos.

Las dimensiones del monolito son de 1.98 m de alto, 74 cm de ancho y 17 cm de espesor. Es una losa de granito con forma rectangular y es una clara muestra de la tendencia andina hacia las lecturas duales, pues al invertir la figura, la cara del dios pasa de ser una a ser dos caras. Esta habilidad de los dioses de transformarse frente a los ojos del espectador es una característica clave dentro de la religión andina.

Vicisitudes de una estela

Era 1860 cuando Antonio Raimondi se encontraba investigando el sitio arqueológico Chavín de Huántar con el fin de hallar objetos arqueológicos. Un campesino de los alrededores, enterado de las exploraciones del científico, fue a buscarlo hasta el lugar con el propósito de revelarle la existencia de una losa de piedra que conservaba en su casa y que utilizaba como mesa en el comedor.

Raimondi acompañó a Timoteo Espinoza, nombre del campesino, hacia su casa, descubriendo así uno de los restos arqueológicos más importantes de la historia. Se trataba de un monolito antiguo, finamente tallado. Según testimonio del propio Espinoza, este lo había encontrado aproximadamente en 1840.

Sin embargo, este hallazgo no fue valorado en su momento y permaneció en el olvido durante muchos años hasta que, en 1873, Raimondi lo llevó a Lima para los estudios y conservación respectivos. Pero en 1881, en plena Guerra del Pacífico, fue dañado por los invasores chilenos cuando saquearon el Museo de Historia. Este ataque ocasionó que la piedra se partiera en dos.

Luego de la muerte de Raimondi en 1890, el monolito fue puesto a buen recaudo y se debatió a qué museo debería ser enviado. El terremoto de 1940 provocó que la pieza arqueológica cayera por las escaleras del Museo de Arqueología, desprendiéndose algunos pedazos del marco. Una vez reparado el daño, se exhibió en el Museo de Antropología y Arqueología de Lima.

Actualmente, es el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú el que se encarga de su conservación.