El verdadero nombre de Atahualpa
Los nombres de los incas han sufrido tergiversaciones debido a la dificultad de los cronistas españoles al escribir en papel los vocablos quechuas.
Los nombres de los incas han sufrido tergiversaciones debido a la dificultad de los cronistas españoles al escribir en papel los vocablos quechuas.
El mes pasado llamó la atención un mensaje anónimo que llegó a muchos celulares, este mensaje contenía un texto que insinuaba que el verdadero nombre del último gobernante inca era Atabalipa y no Atahualpa, como se le conoce originalmente. El desconocido autor de tal mensaje fundamentaba su hipótesis sosteniendo que “Atahualpa” provenía de las voces quechuas “atha”: nudo y “wallpa”: gallina, lo que más o menos traduciría el nombre del Inca como “gallina atada”, un nombre bastante absurdo e insultante para un gobernante.
Por el contrario, el autor sugiere que posiblemente el verdadero nombre del último gobernante del Tahuantinsuyo fue Atabalipa, cuyo significado sería “hombre fuerte y valiente” y no Atahualpa, un nombre insultante que, según el autor del texto, habría sido puesto por los conquistadores españoles para burlarse del soberano. Finalmente, el autor desconocido cita como fuente de su texto a un Congreso Latinoamericano de Historia Indígena, aunque no especifica dónde se llevó a cabo ese congreso ni en qué año.
El texto es cuestión tiene cierto tufillo chauvinista, lo que quiere decir que apela al nacionalismo exagerado, algo que está vetado cuando se trata de investigar la historia objetivamente. En el caso del Perú, no es recomendable ser muy indigenista o hispanista cuando se trata de investigar esta etapa de la historia. La ciencia no es nacionalista o eurocentrista, por el contrario, es objetiva e imparcial.
Lo cierto es que no existe alguna fuente bibliográfica que respalde lo expresado en el mencionado congreso, en todo caso, lo más probable es que se trate de algún pronunciamiento o exposición de los muchos que se dan en congresos de este tipo, pero hay que recalcar que no todo lo que se dice en conferencias y seminarios se encuentran regidos por parámetros científicos. No sería raro que esta posición haya sido expuesta por algún intelectual de tendencia indigenista, lo cual es válido y hasta cierto punto legítimo. Lo que no sería legítimo es que la ciencia tome como verdad absoluta algo dicho por una sola persona.
Atahualpa y Atabalipa
Pero ¿qué tan cierto es que no existe una fuente escrita que sustente que Atahualpa no se llamaba así? Tiempo atrás se publicó el libro “Atahualpa: el vergonzoso sobrenombre del último inca del Perú” del autor Alejandro La Torre, lo que nos lleva a pensar que en tal congreso se haya usado este libro como referencia, el problema es que el libro en mención carece de rigurosidad científica y, por el contrario está lleno de expresiones indigenistas que buscan reafirmar la identidad peruana, algo que puede ser muy loable, pero eso no lo convierte en un texto científico.
Entonces ¿de donde surge el nombre Atabalipa? Este nombre surge de los escritos de los cronistas españoles, entre los que destaca Pedro Cieza de León, pero el hecho de que este cronista lo mencione no es garantía de que efectivamente ese haya sido el nombre del inca, recordemos que era costumbre de los españoles corromper el nombre de los incas en su intento por escribirlos en el papel, es decir, muchos de los nombres incaicos fueron deformados en los escritos españoles porque los europeos no sabían a ciencia cierta cómo escribir aquellos vocablos quechuas que escuchaban, ellos solo suponían cómo debía escribirse aquel lenguaje extraño para ellos.
Por ejemplo, ellos llamaron Cusco, a lo que probablemente debió escribirse Qosqo, llamaron Lima a lo que pudo haber sido Rímac, por lo que no sería extraño que el nombre de Atabalipa también se haya tratado de una tergiversación, teniendo en cuenta que esto era muy recurrente en los conquistadores quienes llamaron Pachacútec a quien posiblemente se llamó Pacha Kutiy, pero ni siquiera esto es tan milimétricamente cierto. No podemos saber con certeza los nombres originales de los incas, pues estos los conocemos actualmente gracias a los escritos de estos cronistas españoles.
Ataw Wallpa
Sin embargo, el autor del texto con el que empezó este artículo, menciona que “Atahualpa” quiere decir “gallina atada”, pero si esta ave fue traída por los españoles al Perú ¿cómo es posible que existiera una palabra en quechua para referirse a ella? La verdad es que el nombre quechua para la gallina se originó durante la conquista y es de naturaleza onomatopéyica, esta afirmación aparece en un estudio científico del lingüista Rodolfo Cerrón Palomino quien sugiere que la onomatopeya coincidía con la pronunciación del nombre del inca, la que fue usada por los colonizadores como burla a la derrota del inca. Este estudio afirma también que el nombre original que más se aproximaría a la realidad sería Ataw Wuallpa, que sería de origen puquina y no quechua, en ese caso, “Ataw” significaría “elegido” y “Wuallpa” seria “diligente”, lo que convertiría a Ataw Wuallpa en “diligente elegido”.
Según el diccionario quechua de Diego Gonzáles Holguín, el término “wallpa” no hace referencia exclusiva a una gallina, sino también a un gallo. El texto anónimo señala que los españoles llamaban gallina a Atahualpa por considerarlo cobarde, pero no existe indicio de que los conquistadores usaran el término gallina para referirse a un cobarde. Esa acepción de la palabra es de una procedencia reciente, por lo que tener el nombre de un ave no sería insultante, al menos para los habitantes quechuas.
¿Y Atabalipa? Para el especialista en quechua, Félix Julca, este no es el nombre original del inca, sino la variación que le dieron los españoles, teniendo en cuenta de que la letra B no existe en el quechua. Julca coincide con Cerrón en que el nombre original del soberano sería Ataw Wallpa.