Suspiros con historia

La verdadera historia del Punte de los Suspiros de Barranco en Lima.

Puente de los Suspiros

El Puente de los Suspiros de Barranco es, qué duda cabe, símbolo de tradición y belleza limeña. Es popular por ser el nido de amor de muchas parejas que suelen pasear por las calles del distrito de Barranco. ¿Qué hay detrás de este pintoresco puente, cuya rústica estructura alegra la vista de turistas y enamorados?

Su historia se inicia mucho antes de la aparición del famoso vals que lo inmortalizó en 1960, composición de la recordada Chabuca Granda, cuyos versos lo describen así:

Puentecito escondido
entre follajes y entre añoranzas,
puentecito tendido
sobre la herida de una quebrada.
Retoñan pensamientos tus maderos,
se aferra el corazón a tus balaustres.

Zona de pescadores

De acuerdo a los historiadores, sobre el suelo donde actualmente se erige el Puente de los Suspiros se desarrolló una civilización prehispánica que posteriormente recibió el nombre de “cultura Lima”. Esa superficie, específicamente, era una zona pesquera, a donde los pescadores acudían para realizar sus faenas diarias mientras adoraban a su dios Sulcovilca.

Esta deidad estaba representada en una enorme piedra de 15 metros de longitud y 8 metros de alto, la cual desapareció bajo las aguas del mar.

La llegada de los españoles a nuestras costas en el siglo XVI, terminó con esta etapa, y este territorio quedaría desértico, apto para la construcción de una nueva ciudad. Con los conquistadores, la fe católica también se implantó en el Perú y es un hecho ligado a esta fe el que propició la construcción del puente.

El milagro y la ermita

Cuenta una leyenda que en el siglo XVIII unos pescadores se hallaban perdidos en el mar que se encontraba frente a la zona en donde el puente se levanta. Estaban envueltos en una oscuridad total y con pocas esperanzas de salir con vida, cuando de pronto, una extraña luz se encendió en el lugar donde reposa actualmente la histórica ermita de Barranco.

Fue esta luz que les sirvió de guía y los salvó de una muerte segura. Los devotos pescadores corrieron rápidamente la voz acerca del milagro que los había salvado y muy pronto las autoridades religiosas accedieron a la construcción de la ermita.

Fue la ermita la que trajo como consecuencia posterior, la construcción del Puente de los Suspiros, enlazando ambos su existencia, pues uno no habría podido existir sin el otro.

El Puente de los Suspiros fue inaugurado un 14 de febrero de 1876, fecha emblemática que pareció profetizar esa aureola romántica que lo envolvería tiempo después, por el entonces alcalde de Barranco Enrique García Monterroso y Ureta.

Contra lo que se espera, su construcción nunca obedeció a un fin turístico u ornamental, sino a una necesidad de la época: la gran cantidad de devotos que acudían a la ermita.

Por la actual calle Ayacucho muchos devotos emprendían el camino hacia la ermita de Barranco, pero se encontraban con una insalvable quebrada que les impedía el paso, razón por la cual se veían en la imperiosa obligación de bordear toda la longitud de la quebrada, recorrido que les tomaba horas.

Por este motivo es que se decidió levantar un puente sobre la quebrada que uniera la calle Ayacucho con la ermita para siempre. Esto tuvo una connotación especial para los devotos, pues el Puente de los Suspiros significó para ellos un camino más directo hacia Cristo.